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José Narosky |
Hasta la
llegada del cine francés, las frases y aforismos eran una buena forma de
mostrar intelectualidad a bajo precio. Uno debía memorizar algunos dichos célebres
aplicables a las 15 o 20 situaciones que nuestras vulgares vidas nos otorgan
como variedad posible y, cuando diera la ocasión, soltarlas al vuelo con desdén,
con solvencia, como si se tratara de un pequeño puñado de monedas tomadas sin
contarlas de un enorme tesoro de sabiduría guardado en los amplios sótanos de
nuestras mentes.
Pero ya el
genial Marx* había notado la peligrosidad de quedar en la posteridad en oraciones
cortas para mentes perezosas, por ello, tal vez, haya dejado una frase, sino célebre
al menos apropiada. Aquí la citamos (a su pedido) incorrectamente:
“Citadme
diciendo que me han citado mal”
*Obviamente hablamos de Groucho
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