La Historia en todas sus vertientes, hace mucho tiempo ya que ha declarado ganador en la discusión sobre la urgencia de la paz con Alemania o el aprovechamiento de la guerra para la diseminación de la revolución, al gran portador de la primera de las opciones, Vladimir Lenin.
Esto es indiscutible a condición de tomar como objetivo de todos los implicados el sostenimiento de lo ganado en octubre del 1917, la cuestión es sí esto era realmente así.
El principio legitimador marxista que había oficiado de justificación de la toma del poder en un país periférico y subdesarrollado -una verdadera herejía del paradigma socialista dominante- era la visión de Rusia como ganancia de una posición, un enclave, una trinchera para la meta indiscutible: la revolución en Alemania. Bajo ese norte, aprovechar al máximo la oportunidad que otorgaba una tribuna hacia las masas alemanas en el marco de las negociaciones de paz lejos de un error, era, como bien lo señala Horowicz, una "apuesta"; a la inminencia de la revolución en Alemania. Bajo está misma estrella, la de Lenin, constituía "asegurar la retaguardia", guardaba la plata en un banco, segura, pero a un interés muy bajo. ¿Qué implicarán a largo plazo para ese "capital" (la revolución triunfante en Petrogrado) ambas opciones?
Trotsky apostaba todo a algunos plenos, el acierto era un enorme portal a la revolución mundial, sí, en cambio, salía otro número, la debacle de lo ganado hasta allí era la gran posibilidad. Pero, reitero, lo ganado hasta allí se justificaba en la búsqueda de aquello por lo que Trotsky apostaba ¿a qué mantener la trinchera si no vamos a disparar nuestros cañones al objetivo? La trinchera conviertida en un fin en sí mismo implica eternizar la existencia en un pozo mugriento o empezar a convertir ese pozo en un lugar permanentemente habitable pero ¿para qué? en aquel nivel de internalización del capital (inferior al actual) ¿se podía reemplazar el objetivo (Alemania) por la conversión de ese pozo (Rusia) en el objetivo (Alemania)? Con el diario del lunes podemos decir parcialmente que sí, pero finalmente que no; pero lo que mejor se lee en el diario del lunes es que la opción de Lenin implicó la desaparición de la posibilidad de alcanzar el objetivo -la revolución en Alemania- en un corto o mediano plazo, el estancamiento en la trinchera, la burocratización y la monstruosidad del estalinismo, que culminó en la restauración capitalista.
Esto es sólo un ejercicio contra fáctico, pero en vista de ver aparecer algunas pequeñas posiciones de nuevos socialismos en un solo país, es bueno volver a tenerlo en cuenta.