La identificación sobre los poderosos aparece como remedo o compensación en los desplazados sectores medios. La fascinación proyectual por ellos es propia de los más vulgares participes de este proceso y, en este caso, se combina de modo perverso con la construcción de autovaloración a través de la obtención del beneplácito de los dueños del país y el mundo. Es la corporación del tipo ideal de portador de la propensión a la artificial salida mediante la identificación con el "éxito" ajeno, presente en la mayoría de sus votantes; y, montado en esos votos, adquiere el derecho a las caricias directas de los "exitosos".
No es sólo un outsider delirante, es el emergente de un fenómeno masivo producto de una añeja tendencia estructural del capital; su patetismo refleja un estado de situación ampliamente diseminado.